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Septiembre: Propósitos y enmiendas.

Septiembre es un mes de propósitos. Hacer una buena reincorporación es importante para el desarrollo de los primeros meses de curso que pueden determinar los resultados finales.

Bueno, pues, ya estamos de vuelta; casi todos, porque mucha gente ha estado trabajando para que nosotros pudiéramos disfrutar de unos días de asueto como más nos gusta o de la mejor manera que hemos podido.

Yo he pasado 15 días en un lugar de playa con mi familia y las de mis amigos. Los mejores amigos que se puede tener. Espero y deseo, estimados lectores, que vuestro verano haya sido inolvidable.

Una de las conversaciones de esos días trababa sobre cuál sería la temática de este primer post de Septiembre. Ideas que iban surgiendo de las vivencias de un grupo de 20 personas compartiendo casa y comida.

Había interés por asuntos relacionados con la vuelta a la rutina. Por fortuna parte de ese trabajo ya lo hice antes de irme, publicando el artículo sobre el Síndrome post-vacacional. Hacer una buena reincorporación es importante para el desarrollo de los primeros meses de curso que pueden determinar los resultados finales. Ya va quedando menos para las próximas. Podemos estar tranquilos, el verano volverá.

Septiembre es un mes de planes, de propósitos. Ya en esos días de Agosto, pudimos ver los acostumbrados spots publicitarios sobre colecciones de libros, videos, manualidades, etc.  Esto es como las rebajas, cada vez empiezan antes. El ansia de querer más y más termina por matar a la gallina de los huevos de oro. Ya nadie sabe cuando son rebajas y cuando no. Está perdiendo su identidad, su utilidad y su sentido. Son momentos en los que nos proponemos cambiar, lo saben y adaptan sus campañas, mensajes y estrategias ad hoc. En esta costumbre de vernos tratados como meros consumidores. Se piensa, y es lógico, que el psicólogo también utiliza estas prácticas y quiere sumar sesiones a toda costa.

El psicólogo no debe confundir su producto, con un objeto de consumo cualquiera. Hablaré de esto más adelante.

En medido del aluvión de ofertas. Nos proponemos hacer deporte, comer más sano, cuidar la línea, dejar de fumar. Dedicar más tiempo a asuntos que quizá descuidamos una vez metido en harina. Nos hacemos el firme propósito de comenzar con buen pié y llevar a cabo estos pequeños/grandes cambios. Que requieren inversión económica, esfuerzo, dolor, organización y constancia.

Y sí, es probable que en este momento pensemos, que estos propósitos se desvanecen pronto y que en Diciembre quedará bien poco de ellos. Y que nos sentiremos culpables por haber iniciado, una vez más, algo que finalmente no terminaremos.

Y digo yo, ¿acaso no tenemos derecho a cambiar de opinión? ¿No tenemos derecho a enmendar o abandonar algo que hemos iniciado? Siempre que nos hagamos responsables de las consecuencias y no implique en demasía a otras personas importantes para nosotros. Todo dentro de un límite… No hay por qué sentirse culpables.

Tampoco es que este procedimiento sea el que se debe perseguir. Pero, entiendo que no pasa nada si voy al gimnasio en Septiembre y lo dejo en Octubre. Eso sí, será conveniente aceptar que no estaré tan “cachas” como pretendía. Y hacer de mi aspecto físico un valor diferencial en vez de un, como se suele llamar, complejo porque no me veo en el espejo con la “tableta” y todo eso…

No puedo dejar de comentar, otro de esos propósitos que me afecta directamente. “En Septiembre hablo con mi amigo Manuel y que me dé el teléfono de ese psicólogo del que me hablaba”. Acudir al psicólogo, no es un propósito de los más presentes en los medios, y tampoco suelen verse anuncios publicitarios que te digan que si vas al psicólogo aumentará tu prestigio, serás la envidia del vecindario o ligarás mucho más.

Pero, es un propósito en crecimiento constante. Cada vez es más habitual y socialmente aceptado acudir al psicólogo para asesorarse, aprender, tener las riendas de la vida de uno, dejar de sufrir o proporcionar una ayuda profesional a nuestros hijos.

Sin embargo, no es Septiembre el mes más propicio para los psicólogos. Chiringuitos, tapeos, gasolineras y alquileres nos pueden haber dejado la cuenta temblando y se nos sobrevienen los gastos de libros, uniformes, material escolar y otros. En este caso, si no se está en una situación grave, quizá no pase nada por empezar en Octubre. Pero, ¡que no se desvanezca el propósito! En Psicotel puede empezar en Septiembre y pagar en Octubre.

Cuestión diferente es cuando ya se acudió en el curso pasado y toca reincorporarse. También hay tendencia a aprovechar la inercia del bienestar post-veraniego y la “cuesta de Septiembre” para posponer la reeentrada.

Y, es cierto que no todos necesitan acudir inmediatamente, la primera semana de Septiembre. Y de los que necesitan acudir, no todos tendrían por qué empezar viniendo con la frecuencia habitual. Pero siempre tengo esos 4 o 5 casos que sí deberían acudir a primeros de Septiembre, que terminan por no hacerlo, a pesar de haberlo recomendado, y vuelven más tarde con más problemas a resolver. Toda planificación es respetable. Pero, téngase en cuenta lo siguiente.

Solo puedo hablar por mi, y sé que estamos acostumbrados a la venta agresiva a cualquier «precio». Pero su psicólogo está para cuidarle, no para exprimir su cartera. Es consciente de la dificultad de encajar el presupuesto, del derecho a priorizar otros gastos y procura adaptarse a las circunstancias de cada cliente. No dude en poner en común con su psicólogo estos asuntos para que se ajuste a su situación, sobre todo si éste le aconseja acudir.

Si piensa que su psicólogo le presiona innecesariamente para acudir a sesión, dígaselo. Si es un buen profesional, asentado y con experiencia, no tiene necesidad de actuar así. Si le aconseja acudir inmediatamente después de unas vacaciones, es más que probable que sea crucial para el desarrollo del caso.

Como ya comentaba arriba, Septiembre es un mes de propósitos y planes. Puede ser muy importante realizar parte de esta planificación en sesión para evitar enmiendas posteriores.

Se corre el riesgo de esperar a que las cosas empeoren para volver. Esto implica perder parte del trabajo y de la inversión realizada durante el curso anterior. Poner en riesgo las metas del curso actual y probablemente se alargue el tratamiento. Una decisión que, en mi experiencia, puede salir cara.

El trabajo del psicólogo y su cliente depende de las circunstancias y hechos que ocurren en el entorno del cliente. Prescribir un fármaco es un tratamiento más sencillo pero mucho menos efectivo. En este trabajo, no se abre el libro por la página en que se dejó en Julio y se continua sin más. La información ha cambiado. La respuesta que se da a lo que ocurre es la clave. Asesorarse y actuar cuando ocurren los conflictos, o vuelven los viejos hábitos, es muy importante para el curso del tratamiento.

Un psicólogo tiene clientes porque da un buen servicio, su flujo de clientes viene del «boca a boca». Establece una relación de franqueza con su cliente. No puede tratar a su cliente como si se tratara de una persona que compra una funda de móvil por internet, que se vende y si te he visto no me acuerdo…. Hay mucha cercanía y al final todo se sabe.

Tengo algún artículo en el blog que puede ser útil para este Septiembre y sus propósitos.

Personalmente, mis propósitos para este curso son una continuación de los del curso anterior. He preparado un Programa, de esos que hacemos los psicólogos para dar respuesta a necesidades y problemas que vemos a nuestro alrededor. Esta es mi propuesta para sacar mayor partido a lo que puede aportar un psicólogo. Una forma de prevenir fracasos, conseguir metas, desarrollarse con salud y equilibrio. Un tutor personal y profesional para menores de 30 años no emancipados.

Ya no es momento de enmiendas, sino de ser consecuente con las decisiones tomadas hace casi dos años. Lo más inmediato es terminar de decorar el nuevo local. ¿Qué os parece la sala de espera?

Mis mejores deseos para este curso que empieza. Que tengáis buenos propósitos y pocas enmiendas, las justas y necesarias. Decisiones adecuadas, desempeños gratificantes y éxitos reforzantes.

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