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Formas de estudiar la conducta. Modelos de análisis de la conducta.

A la hora de estudiar los fenómenos psicológicos se han propuesto diferentes modos a lo largo de la historia de la Ciencia. La aparición de nuevas propuestas no ha hecho que las anteriores quedaran apartadas o superadas, sino que han seguido conviviendo hasta la actualidad, pudiendo encontrar profesionales de la Salud que se adhieren a uno u otro modelo o incluso a todos a la vez.

Creo que la causa puede estar en la intervención de diversos profesionales de distinta titulación y formación en los problemas psicológicos. Es decir, es probable que un médico trate lo psicológico desde un modelo bio-médico porque históricamente es un modelo de éxito a la hora de tratar fenómenos disfuncionales de tipo orgánico (enfermedades), porque la Psiquiatría fue la rama de la Medicina que comenzó a estudiar los fenómenos disfuncionales de tipo psicológico y porque su formación académica ha sido adquirida fundamentalmente a partir de ese modelo bio-médico.

Veamos los distintos modelos:

I. El modelo bio-médico

Es el modelo tradicional de la medicina. Fue asumido por la psiquiatría y mantiene su vigencia en la actualidad.

Según este modelo, la anormalidad se debe a un mal funcionamiento fisio-anatómico. Sitúa la causa del comportamiento anormal en el individuo, más concretamente en la disfunción orgánica.

Su metodología se fundamenta en el agrupamiento de síntomas concurrentes en un síndrome, enfermedad o trastorno.

Un síntoma es un signo o manifestación observable directamente o a través de instrumentos del que se infiere una conclusión. Es decir, a partir de un signo conductual infiere una disfunción fisio-anatómica, orgánica. Obsérvese que digo «se infiere», esto quiere decir que no se tiene una prueba concluyente de que el signo conductual sea consecuencia de la disfunción, ni de que la propia disfunción, en muchos casos, exista. Sino, más bien, que la existencia del signo conductual debe necesariamente derivarse de una disfunción orgánica porque así lo dice el propio modelo.

Como se puede ver el modelo da un giro sobre sí mismo para no explicar nada. Esto tiene importantes implicaciones a la hora de la práctica. Si bien hay que decir que efectivamente hay signos conductuales que pueden ser consecuencia directa de disfunciones orgánicas o fisio-anatómicas. No debe confudirse un caso con el otro. En el primer caso, no existe enfermedad, se diagnostica a partir de signos conductuales. En el segundo caso, existe una enfermedad que implica disfunciones orgánicas y también psicológicas.

Una vez que se ha diagnosticado un síndrome, se aplica el tratamiento farmacológico indicado y se hace un seguimiento de sus efectos para ajustar dosis y diferentes principios activos.

Este modelo Bio-médico explica su etiología, las causas, desde diferentes perspectivas:

1. Los microorganismos.

Estos agentes patógenos pueden producir alteraciones psicológicas. A finales del XIX se comprobó la conexión en la sífilis, un trastorno orgánico, y la parálisis general, un desorden psicológico. El descubrimiento de la penicilina erradicó los dos trastornos.

2. La genética.

Desde esta perspectiva los trastornos psicológicos tienen una causa genética. Se heredarían trastornos y/o predisposiciones para padecerlos. A pesar de lo mucho invertido en los últimos años, no puede concluirse la certeza de esta idea. La mayoría de los profesionales que admiten la causalidad genética, admiten también otras etiologías.

3. La bioquímica.

La perspectiva bioquímica acude al estudio de los neurotransmisores para explicar la conducta. La alteración bioquímica puede producir trastornos psicológicos. Pero cuidado, porque es frecuente encontrar tratamientos en los que se infiere una alteración bioquímica a partir de signos conductuales sin haber probado suficientemente la existencia de dicha alteración bioquímica.

4. La neuroanatómica.

El trastorno psicológico vendría dado por un mal funcionamiento en las áreas superiores del cerebro.

Admitiendo que una alteración orgánica puede ser causa y desencadenar la conducta considerada como anormal, no toda la conducta anormal está causada por un trastorno orgánico. Por otra parte parece admitido que lo psicológico tiene influencia en lo orgánico, como ejemplo podemos citar los trastornos somatomorfos.

El modelo Bio-médico se ha considerado insuficiente en diferentes épocas y han aparecido otros modelos como el ambiental. A pesar de ello, se ha mantenido vigente hasta nuestros días.

Emilio Cidad Maestro psicólogo y autor del libro Modificación de Conducta en el Aula e Integración Escolar, UNED 1998. Cita en su libro a R. Bayes (1979) “el diagnóstico médico posee escaso o nulo valor pronóstico cuando se trata de los comportamiento concretos que puede llegar a realizar un individuo.”

II. El enfoque psicométrico

La Psicometría trata de desarrollar métodos para la medición de los rasgos y sus diferencias entre individuos.

Comienza el desarrollo de los test como instrumentos de medida. Alfred Binet creador del primer test de inteligencia, Charles Spearman con su Análisis Factorial y W. Stern con su Cociente de Inteligencia y H. Eysenck con la Teoría del Rasgo son sus representantes más destacados.

El inconveniente es que este modelo psicométrico utiliza estudios llamados correlacionales, de los que no se pueden extraer relaciones causa-efecto entre la variables estudiadas. Es decir, describen pero no explican la conducta, ni proporcionan métodos para controlarla. A pesar de ello, la implantación de este modelo en la actualidad es más que significativa.

El primer modelo psicológico de análisis de la deficiencia mental ha sido el psicométrico, un modelo desarrollado en categorías cuantitativamente descriptivas de la capacidad o aptitud intelectual de las personas. La psicometría, además, en sus propios orígenes, se halla estrechamente vinculada a la identificación y medición de la deficiencia mental, puesto que, al menos en la rama inaugurada por Binet, nació justo para proporcionar un modelo preciso del fenómeno de la disminución o déficit en la capacidad de aprender de ciertos individuos.

El modelo psicométrico, en principio, no pasa de ser instrumental y descriptivo. Derivan de él instrumentos, tests o pruebas que, con economía de tiempo y de recursos, permiten evaluar la inteligencia general y las aptitudes primarias de las personas.

Compendian en cifras el grado de inteligencia o de deficiencia mental. Las más populares de estas mediciones han sido, primero, la edad mental, y, más tarde, el cociente intelectual, que, por otra parte, en la actualidad responde no tanto a su originario sentido de un cociente, entre la edad mental y la cronológica, cuanto a una construcción psicométrica elaborada a partir de una postulada distribución normal de la inteligencia, con media en valor de 100 y desviación típica 15. Tu puntuación en el test te sitúa en la gráfica por encima o por debajo de la media.

Aunque inicialmente se presumió fijo y estable a lo largo de la vida, el cociente intelectual más bien ha mostrado no serlo, lo que ha motivado a los investigadores a identificar otros parámetros psicométricos más refinados, en los que se ha creído o pretendido hallar una estabilidad mayor. Pero actualmente el Cociente de Inteligencia sigue siendo el parámetro utilizado.

El dato psicométrico desarrolla y refina el juicio, acaso prejuicio social, por el que unos sujetos son declarados subnormales, disminuidos psíquicos o simplemente no aptos; aunque exhibe buena validez predictiva para pronosticar el rendimiento escolar del que se ocupan los modelos didácticos. Es una evaluación refinada de lo que se enseña y evalúa en la escuela.

La insuficiencia más seria del análisis psicométrico está en que, en todas sus variedades, de cociente intelectual u otras, se limita a describir, a medir, y nada dice sobre el posible tratamiento o intervención que pudiera contribuir a mejorar las aptitudes. La concepción psicométrica, o bien considera a la deficiencia como fija e inalterable, con el consiguiente pesimismo práctico; o bien, se limita a lo puramente instrumental y descriptivo de una situación de hecho, en cuyo caso necesita ser completada con otras hipótesis sobre el origen de la deficiencia y sobre la posible rehabilitación de la capacidad intelectual.

Cidad Maestro explica este modelo diciendo que pone énfasis en constructos psicométricos como la inteligencia y la personalidad con el fin de entender el comportamiento desde dentro del individuo.

Al no poder abordar estos constructos directamente acude a la inferencia de estos a partir de conductas observables que se miden con pruebas psicométricas. Esto se correspondería también con lo explicado anteriormente en el modelo médico sobre la inferencia de instancias del interior del individuo, en aquel caso se infieren disfunciones orgánicas y en este se infieren disfunciones cognitivas.

Supone que cada persona posee capacidades predeterminadas, éstas se distribuyen en la población ajustándose a una curva normal o campana de Gauss. En función de esa distribución estadística marca una línea divisoria entre lo normal y lo anormal, y a partir de la puntuación obtenida sitúa al individuo dentro o fuera de la normalidad.

Al margen de la debilidad de los supuestos teóricos del modelo. Estos instrumentos se convierten en “instrumentos peligrosamente normativos del comportamiento humano”,  citando textualmente a Emilio Cidad Maestro.

III. El enfoque ambiental en psicología o modelo conductual

El enfoque ambiental ha sido adoptado por distintas disciplinas como la Filosofía, la Biología, la Etología, la Zoología, la Botánica, la Antropología, la Sociología, la Medicina y la Psiquiatría, entre otras.

El enfoque ambiental concede especial relevancia al medio ambiente como moldeador del comportamiento de los organismos. Adopta el método científico-experimental para descubrir las variables ambientales que operan sobre la conducta. El comportamiento tiene un carácter eminentemente ecológico.

El enfoque ambiental en Psicología ha terminado por llamarse Modelo Conductual, a medida que los modelos conductistas se han ido imponiendo. Por tanto cuando hablamos de Modelo Conductual nos referimos a un modelo ambiental de la conducta. Las causas de la conducta deben buscarse fuera del organismo y no dentro de él.

Los antecedentes de este enfoque en la Psicología se sitúan en la doctrina de Aristóteles, el Racionalismo de Descartes, el Empirismo de Locke y Hume y el Evolucionismo de Darwin.

Antes de la aparición del Conductismo de Watson en 1913, los Funcionalistas americanos como William James y  Thorndike ya utilizaban un modelo ambiental de la psicología aunque adoptaban como objeto de estudio la conciencia y no la conducta.

Para el Modelo Conductual, la conducta anormal se aprende a través de la experienciaLa conducta como instrumento de adaptación y como objeto de estudio. Entiende la Psicopatología como consecuencia de hábitos de conducta inadaptados. La intención es descubrir las variables del medio ambiente que influyen en la conducta anormal y cambiarlasSi cambiamos estas variables podremos cambiar la conducta.

A partir del enfoque ambiental se han desarrollado modelos explicativos fundamentales para el avance en el conocimiento de la conducta humana:

  1. El Condicionamiento Clásico de Pavlov.
  2. El Condicionamiento Operante y el Análisis Funcional de la Conducta de Skinner.
  3. El Aprendizaje Social de Bandura y Walters.
  4. Las terapias cognitivo-conductuales.
  5. El Modelo de Competencia en Psicología Comunitaria.

Mi formación y mi experiencia han terminado por situarme en el modelo Conductual, por la base científico-teórica que proporciona y la efectividad de sus métodos de intervención. Ambiente, conducta, adaptación y refuerzo serán conceptos claves en Psicotel.

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