Si Aristóteles levantara la cabeza…

Oigo la radio mientras analizan los últimos datos de uno de esos estudios que hacen sobre los estudiantes de países desarrollados. Que deberían ser referentes sólo para las administraciones y se convierten en objeto de consumo mediático, entorno en el que difícilmente se analiza y utiliza correctamente. (1)
Hemos empeorado los resultados en este apartado. Necesitamos personas con sentido crítico, capacidad de razonamiento y de solución de problemas.
La causa podría estar en la exclusión de la asignatura de Filosofía como obligatoria en el Bachillerato, la disminución de cantidad de horas de asignaturas como Ética o las tutorías.
Hay que hacerla obligatoria, sólo así podremos conseguir que la sociedad mejore su forma de comprender y de comunicar.
¿Cómo resolvemos esto? ¿Hay que poner una asignatura específica que incluya lógica, deducción, inducción, método científico, ética, etcétera?
Sí, todo alumno de secundaria debe tener esta formación básica. No se puede suprimir la Filosofía. Sin duda descompensar el «curriculo» hacia las disciplinas técnicas en detrimento de las llamadas disciplinas de humanidades es un error. Tal división no existe en la realidad, es una construcción social que, además no mejora la productividad por mucho que se repita.
En mi opinión, un ingeniero sin formación en letras será peor ingeniero, al igual que un novelista sin formación en ciencias. Por la sencilla razón, entre otras, de que la vida de un ingeniero o de un novelista son algo más que tener y desarrollar un trabajo. En la vida se necesitan ciencias y letras. Si la vida no funciona, baja el rendimiento en el trabajo.
Pero parece que cada vez que detectamos un problema o un déficit, la solución es aumentar la carga de trabajo sobre los profesores y sobre nuestros hijos. Luego “petan»… Sólo es posible encontrar un déficit en aquellos a los que se evalúa… No podemos resolver todo con una asignatura. Confundimos Educación con Sistema Educativo.
Tal planteamiento es inútil por sí solo. Mi tesis es que la causa del déficit que percibimos en habilidades de razonamiento lógico, etcétera, no se deben sólo a la falta de formación sino fundamentalmente a una contradicción presente en la sociedad, en nuestra cultura. Una cultura que pretende ser científica pero que es sustancialmente mágica. Una cultura que ser auto-denomina científica porque se beneficia de los avances científicos pero que piensa de forma ilógica. «Somos» más creyentes que escépticos, más magos que científicos. Y sabemos que los mensajes que se contradicen, dificultan la recepción del mensaje. Y al final, ni una cosa ni otra.
Un lío. Incluso, parte de la comunidad científica opera todavía sobre conceptos metafísicos como inconsciente, carácter, voluntad, personalidad o inteligencia. Inservibles para hacer ciencia al carecer de entidad física.
Tenemos cientos de dioses, tenemos un alma separada del cuerpo, un yo separado del cerebro. Creemos en fantasmas, en «extraterrestres», en el destino escrito en los astros, en la reencarnación. Creemos en la suerte y en la mala suerte. Creemos que la tierra es plana por mucho que nos la enseñen. Creemos en la otra dimensión, en el Karma, en el amor platónico. Creemos que necesitamos creer, que es propio de nuestra especie.
En este contexto, digamos que los niños empiezan a razonar o al menos comienza a ser un aspecto educativamente más relevante, cuando preguntan «por qué». Es muy pronto. Pero, hasta que llega el momento de estudiar la asignatura o de tener madurez para razonar «por sí mismo», es probable que se haya educado en ese entorno cultural contradictorio al que me refería. Que haya sido contestado con explicaciones mágicas de la realidad y bombardeado con mensajes irracionales y falaces por aquellos que ocupan los espacios en los medios de comunicación. Expuesto una y otra vez a los mismos clichés y roles sociales en cuentos, anuncios, películas, etcétera.
¿Qué ocurre cuando nuestros hijos nos hacen preguntas acerca del por qué de las cosas? ¿Qué ocurre cuando desconozco la respuesta? ¿Qué ocurre cuando me doy cuenta de que desconozco casi todas las respuestas? ¿Qué ocurre cuando doy explicaciones falaces sin saberlo?
Será imposible que nuestros profesores les enseñen a pensar si nosotros no caminamos en el mismo sentido. Les estamos haciendo ir cuesta abajo para luego tener que retroceder cuesta arriba y volver a empezar de nuevo.
Recuerdo que uno de mis primeros artículos ya rondaba estos asuntos. Aquel Soñar es gratis, despertar no. (2)
Por mucha importancia que se dé a la asignatura de Ética, sería ineficaz en una sociedad sin ella. Mensajes contradictorios. El «haz lo que yo digo pero no lo que yo hago» no va a funcionar.
Con más y más contenidos en las asignaturas, nos hemos convertido en profesores particulares de asignaturas que no dominamos. Sin poder invertir ese tiempo en educarles y enseñarles a razonar a través de las experiencias de la vida y contestando a sus preguntas juntos, en vez de pretender parchearlo con más y más asignaturas.
Si Aristóteles levantara la cabeza vería que Platón le comió la tostada…
Referencias y enlaces
(1) Entrevista. El director de la OCDE: «El alumno español memoriza pero es débil a la hora de encontrar soluciones propias». Diario ABC Educación. MADRID.14/12/2018 08:52h.
https://www.abc.es/familia/educacion/abci-director-ocde-alumno-espanol-memoriza-pero-debil-hora-encontrar-soluciones-propias-201810100037_noticia.html
(2) Soñar es gratis, despertar no. Psicotel, 2016.
https://psicotel.com/blog/sonar-es-gratis-despertar-no/
Foto: Julen Pacaud.
https://julienpacaud.com/
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